El graffiti es algo muy controversial en muchas ciudades del mundo. Pero también ha tenido un papel útil en la facilitación de la libertad de expresión. Eso ha sido el caso en Colombia. En una manera, el graffiti ha encendido un debate en la sociedad sobre derechos humanos, la injusticia, y violencia policial.

No siempre se entiende el graffiti. En algunos casos, como en Colombia, ha costado la vida de algunas personas. Una de esas personas era un joven de solo 17 años de edad.

En una cita fatal, Diego Felipe Becerra estaba pintando en la calle con sus dos amigos, cuando llegó la policía. Diego intentó escapar y uno de la policía lo disparó. La policía le transportó al hospital donde Diego murió posteriormente. Cuando llegaron al hospital sus amigos y su padre, la policía les dijeron que Diego estaba armado. Eso hizo que se comenzara una investigación sobre lo qué exactamente pasó porque sus amigos contaban que no era el caso.

Durante el mismo tiempo, Justin Bieber estaba pintando en las calles de Bogotá con la policía a su lado para ofrecer seguridad. El público estaba indignado. Hubo una demanda en la corte y manifestaciones por la mayoría de la sociedad que estaban pidiendo transparencia. En una manera causó una coalición entre grafiteros y el resto de sociedad.

Desde entonces, los policías implicados han sido procesados en corte y hay una ley, decreto 75, que despenaliza el graffiti y define la línea entre el graffiti ilegal e arte de la calle que está apoyado de todo de sociedad. Hoy en día, el graffiti tiene un espacio muy especial en la sociedad de Bogotá como un símbolo de la justicia y transparencia.

Podemos aprender mucho del caso de graffiti en Colombia. Aunque pueda ser considerado como un crimen, que puede causar daño a la propiedad de otros, es, en todo caso, una transgresión no violenta de personas exigiendo ser escuchadas. Muchas veces quieren contribuir a sociedad y aumentar la representación de gente olvidada. 

Como en otras ciudades del mundo y zonas del conflicto, hay una necesidad en la sociedad de encontrar un espacio para expresar opiniones y facilitar la transparencia y justicia. En muchas maneras, el graffiti es el espacio de libertad de expresión más accesible al público porque no cuesta mucho y puede ser comunicado fácilmente al resto de sociedad con visibilidad frecuente. Pero al mismo tiempo es una actividad ilegal que puede ser peligrosa, y en el caso de Diego, fatal.

Quizá en una edad de tecnología, con el internet que es más accesible a todo el mundo cada día, existe un otro espacio para la libertad de expresión de todo. Memes, cadenas de correos electrónicos, y espacios de comentar en artículos y otras fuentes de información crean una conversación digital, más y más participativa de la sociedad. Mientras haya segmentos de sociedad que no se sientan que tienen la misma representación y libertades de otros, el graffiti y el graffiti digital, como memes, persistirán en las calles del mundo y la red.