El sexo vende pero ¿quién compra?

“Si no superamos esta crisis del conocimiento, estaremos luchando contra el problema con los ojos vendados”. Palabras de advertencia del jefe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Antonio María Costa, al hablar con los gobiernos de todo el mundo sobre el creciente problema de la trata de personas.


La trata de personas se define por las Naciones Unidas como el reclutamiento, el transporte, la transferencia, el alojamiento o la recepción de personas por medios impropios (como la fuerza, el secuestro, el fraude o la coacción) para un propósito impropio, incluido el trabajo forzoso o la explotación sexual.

Según un reciente estudio realizado por la ONUDD, la trata de personas está en aumento, la mayoría, el 79% siendo explotación sexual y la mayoría de las víctimas son mujeres y niños. El tráfico sexual es una industria multimillonaria que existe en todo el mundo. Sin embargo, muchas personas en los Estados Unidos piensan en el tráfico humano como un problema de los países de tercer mundo. De hecho, California tiene na de las mayores rutas de tráfico sexual en el mundo que corre de San Francisco a San Diego.

¿Cómo sigue ocurriendo el tráfico sexual? Es complicado. A menudo, los traficantes se dirigen a aquellos que luchan por sobrevivir, huir de la violencia o el conflicto, buscar a alguien que se preocupe por ellos, o simplemente tratando de salir adelante por la oferta de un “buen trabajo pagado.” El tráfico sexual existe en cada estado en diferentes tipos de lugares -salones de masajes, burdeles, servicios de acompañantes y prostitución basada en Internet- con cada mercado influenciado por sus características demográficas.

Muchos de los que son objeto de trata pueden mantenerse durante días, semanas o años. Es difícil contar con datos fiables porque los hombres, las mujeres y los niños que son objeto de tráfico sexual se trasladan rápidamente de una ciudad a otra y, a menudo, las víctimas no informan de lo que les sucede por temor o por incertidumbre. Sin datos fiables, los responsables de la formulación de políticas no pueden entender las redes dentro de la industria del comercio sexual o las formas en que estas redes interactúan entre sí. Dado que el tráfico sexual siempre está cambiando y evolucionando, lo que hace que los datos sean difíciles de obtener, la pregunta es: ¿por dónde empezamos?

En un intento por combatir el tráfico sexual, algunos países han intentado diferentes tácticas, como la legalización de la prostitución, mientras que otros la han criminalizado. Distintos estudios han encontrado que los países que legalizan la prostitución tienen tasas más elevadas de tráfico sexual que los países que han criminalizado la prostitución.

Estas investigaciones también mostraron que el tipo de prostitución que fue legalizada no importaba, sino más bien el simple hecho de que la prostitución era legal tenía un mayor impacto del tráfico sexual. Una repercusión no deseada de penalizar a los trabajadores sexuales, hace que los proxenetas y los traficantes pasen desapercibidos. Por lo tanto, la solución es complicada y tiene distintos matices.

Por el momento, enseñar a las comunidades sobre los peligros del tráfico sexual y aumentar el grado de conciencia respecto al daño a las personas que son objeto de tráfico, es un paso en la dirección adecuada para reducir el tráfico sexual en nuestras comunidades.

Una cita para pensar: “Esclavice las libertades de un solo ser humano y las libertades del mundo estarán en peligro” (William Lloyd Garrison).

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