José “Pepe” Mújica: un presidente inconformista

Se describe como uno de los hombres más humildes en todo el mundo.  José “Pepe” Mújica fue el presidente del pueblo y no fue como otros políticos. Mújica afirmó: “tan pronto como los políticos comienzan a subir la escalera, de repente se convierten en reyes. No sé cómo funciona, pero lo que sí sé es que las repúblicas vinieron al mundo para asegurarse de que nadie es más que nadie”. El ex presidente de Uruguay conquistó las redes sociales y a buena parte del mundo hispanohablante.

Elegido en 2009, Mujica pasó las décadas de los 60 y los 70 como parte de la guerrilla uruguaya Tupamaros, un grupo armado izquierdista. Le dispararon seis veces y pasó 14 años en la cárcel. La mayor parte de su detención se pasó en duras condiciones y aislamiento, hasta que fue liberado en 1985, cuando Uruguay regresó a la democracia. Mújica confesó que los años en la cárcel lo ayudaron a dar forma a su visión de la vida.

Por ejemplo, el presidente Mujica rechazó la lujosa casa que el estado uruguayo provee a sus líderes y optó por quedarse en la casa de su esposa, conectada por un camino de tierra fuera de la capital, Montevideo. También, cada año, José Mujica donaba más del 90 por ciento de su salario mensual a los pobres.

Llamado “el presidente más pobre en el mundo” José Mujica cree que sus decisiones son una cuestión de libertad. Mujica acusa a la mayoría de los líderes mundiales de tener una “obsesión ciega de lograr el crecimiento con el consumo, como si lo contrario significara el fin del mundo”. Su compromiso con la causa de la igualdad y el desarrollo sostenible lo convierten en uno de los líderes mundiales más populares.

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