Países latinoamericanos lideran el camino al 100% energía renovable

Si han visto el debate político en los Estados Unidos, deben haber escuchado el mito de que reemplazar los combustibles fósiles con las energías renovables va a quitar puestos de trabajo. La ralentización del crecimiento económico suena como la peor pesadilla para los estadounidenses. ¿Son las energías renovables culpables por la mala economía? ¿Deberíamos ignorar la advertencia del cambio climático porque algunos argumentan que no podemos pagar el coste de cambiar la matriz energética a fuentes limpias?

Para nada. De hecho, muchos países latinoamericanos, con menos recursos económicos, están cambiando su sistema energético a fuentes renovables para reducir sus emisiones y huellas ambientales. Costa Rica y Uruguay son los líderes en la región.

Hace más de 30 años que Costa Rica empezó́ a desarrollar la energía limpia a escala nacional.  El gobierno ha planteado la meta de alcanzar una economía neutra en emisiones de carbono en 2021, basada en fuentes renovables. Costa Rica está avanzando con paso firme para convertirse en el primer país latinoamericano 100% renovable, aprovechando recursos hidroeléctricos, geotérmicos, solares y la energía de la biomasa. 

Más al sur, Uruguay nos está demostrando que vale la pena invertir en energías renovables para un mejor futuro. En los últimos 6 años Uruguay ha invertido más de 22 millones de dólares en energía sostenible. Ramón Méndez, director nacional de energía y el creador del Plan de 25 Años, declaró en 2008 que Uruguay iba a tener una matriz energética donde el100% de la electricidad iba a ser de origen eólico. En 2015, más de 90% del sector eléctrico provino de energía renovables. Cada año, se invierte el 3% del Producto Interior Bruto en la reforma energética, hasta el día en el que se logre el objetivo.

Aparte de los pequeños países latinoamericanos, Portugal, Noruega, Islandia y Lesoto lideran en Europa optando por energías renovables, en lugar de energías fósiles como el petróleo y el carbón. Cada país está descubriendo su paso al futuro sostenible, luchando contra el mito de que la energía limpia no es sostenible, desde un punto de vista financiero.

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