Sin hogar pero con voces poderosas

Como estudiante de política y administración pública en MIIS, aprendo varias competencias tales como el análisis de datos, la evaluación y gerencia de programas y métodos sistemáticos para solucionar problemas sociales y políticos. Nuestra sociedad valora estas prácticas, con su enfoque en conocimientos considerados profesionales y técnicas. Sin embargo, hayque democratizar nuestra manera de analizar y aprender la importancia de lo cualitativo, es decir las historias, narrativas e ideas detrás de los “datos”.  Así, quiero compartir mi experiencia y subrayar el proceso trabajando sobre un proyecto de narración de voces perdidas que intenta añadir “una pieza del rompecabezas” al esfuerzo para cambiar las perspectivas públicas y desafiar narrativas dominantes sobre la falta de viviendas y las personas sin hogar en el contexto local de Monterey, California.

: Sin hogar pero con voces poderosas
Hombre sin hogar en Monterey. Publicado por akahawkeyefan en Flickr el 25/12/2015. 
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/legalcode

Foto de un hombre sin hogar en Monterey, publicada por akahawkeyefan en Flickr el 25/12/2015.
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.0/legalcode

Para abordar este problema de justicia social complejo, es imperativo abrir las perspectivas e integrar tradiciones longevas como la narración y las historias orales. Estar al servicio de la comunidad y el público, significa que primero debemos escuchar a la comunidad.  Escuchar antes de actuar también es clave para empezar el proceso de invertir las relaciones de poder inculcadas en nuestra sociedad y especialmente el ámbito académico y tecnocrático. Varias metodologías, incluso la Investigación Participativa y Activa “PAR” o Investigación Participativa y basada en la Comunidad “CBPR” ubican las personas que hacen frente al problema social al centro de la conversación, como sujetos y expertas.

Para nuestro proyecto, Voces Perdidas, participamos en eventos del desayuno para personas con hambre y/o sin hogar. Hablábamos con personas, formando amistades y relaciones de semana en semana. Nos ha permitido desarrollar confianza con varias personas. Después, con sus permisos, recordábamos videos o grabaciones en que cuentan la historia de cómo se llegó a su circunstancia y comparten su experiencia sobreviviendo en las calles o en su coche, con todos los obstáculos que este presenta para su salud física, emocional y mental.

En mi opinión, no hay nada más poderoso e inspirador que escuchar estos relatos y siempre estoy impresionada por la perseverancia de estos individuos y su capacidad de guardar la fe o el optimismo. Sus voces subrayan la urgencia de implementar programas para que se proteja a los arrendadores, se apoye a la gente a través de servicios sociales y se adopten políticas para viviendas asequibles.

Por supuesto, hay retos con este tipo de proyecto, por ejemplo, dificultades en mantener la comunicación con gente que no tiene acceso a móviles de forma estable y organizar reuniones. También había preguntas éticas considerables trabajando con poblaciones vulnerables, y asegurarnos de no causar daño en el proceso de nuestras interacciones ni actividad de historias. A pesar de esto, vale la pena y nos da nueva apreciación de la narración como método activista y herramienta para crear relaciones más humanas y equitativas entre el trabajo de administradores públicos y las personas que intentamos acompañar en sus caminos.

Si quieren aprender más acerca de este tema y explorar las Voces Perdidas, visiten nuestro sitio web. Espero que, al conocer más a estas personas y sus historias, tengan empatía y piensen en su fortaleza. En el sitio también, hay recursos y recomendaciones para que apoyen a iniciativas que acompañan a estos narradores en su lucha para tener una vivienda y buscar mejores condiciones.