© 2013 Gabriel Kiritz

Radio Mangle

Buenos días a todas y a todos.  Les escribo desde Ciudad Romero, donde hemos conseguido, como los participantes famosos que ya somos, una entrevista en la mejor estación de radio en esta región.  En realidad, estuvimos muy orgullosos de tener la oportunidad de platicar con nuestro nuevo amigo Noé, el locutor de esta emisora y un representante de nuestra organización hermanada, La Asociación Mangle, y su compañera de cabina Claribel.  Pasamos una hora y cuarto platicando sobre nuestra reciente llegada al país y a la región de la Bahía de Jiquilisco.  La verdad es que, como que yo fui el hablante más débil de español de entre los tres entrevistados y el único que no podía improvisar fácilmente a causa de las limitaciones lingüísticas, me puse un bastante nervioso cuando Kayla me pidió que participara en la entrevista.  A pesar de ello, como sucede tras cualquier experiencia nueva y dificultosa, me sentí muy bien después de la entrevista y muy orgulloso de todo lo que contamos sobre nuestras metas y expectativas para las tres semanas que vamos a quedarnos aquí, en El Salvador.

Desgraciadamente, antes de que supiera que iba a formar parte de la entrevista, había tomado tres tazas de café, algo que nunca hago en los Estados Unidos.  Por esa razón, cuando Kayla me dijo que quería que yo participara en la entrevista, mi primera reacción fue entrar en pánico (pero sin que nadie se diera cuenta).  Sin embargo, después de algunos minutos y del pequeño recordatorio que expresó mi compañera Laura sobre la relevancia de contar con “una voz masculina” hablando de la importancia de los recursos naturales, me di cuenta del valor de esta oportunidad.  Entonces, regresé a casa para cenar, pero no pude comer mucho.  Después de la cena, volví a La Coordinadora, donde se ubica la cabina de Radio Mangle.

Entramos en cabina, donde hacía mucho frío, yo, Kayla, y Maria, y conocimos a Noé, el locutor, y a Claribel, su ayudante. A lo largo de una hora, nos presentamos ante los oyentes, expusimos los antecedentes de nuestros estudios y de nuestros proyectos aquí en el Bajo Lempa, y platicamos del ecoturismo y las maneras de participación en el desarrollo sostenible.  Durante toda la entrevista, nos reímos muchísimo después de cada frase que teníamos que improvisar a causa del interrogatorio del locutor.  ¡Incluso si la entrevista hubiera sido en inglés, también habría sido un reto y nos habríamos puesto nerviosos!

De modo que, a pesar del estrés que me provocó, disfruté mucho de la experiencia.  O, por lo menos, debo convencerme de que así fue para que no intentar huir la próxima vez…

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