MIIS en español

January 24th, 2013

Mi destino: Monterey

Posted by Angelica Zetina-Gonzalez in Uncategorized  Tagged , , , ,    

Ahora sí, esta es la versión de cómo llegué aquí, físicamente. Algo que probablemente nunca olvidaré.

El 14 de febrero del 2011, mientras estaba en mi clase de gramática contrastiva, miré mi correo electrónico desde mi teléfono inteligente (cuando tenía uno, ahora mi teléfono es estúpido –pero lo quiero mucho). En mi bandeja de entrada tenía un mensaje del MIIS que me daba la bienvenida al instituto y me felicitaba por haber sido aceptada. La razón específica por lo que recuerdo esto es por la expresión poco educada y muy soez que exclamé al ver ese mensaje y que por razones obvias no voy a escribir aquí.

Comencé todos los preparativos para aceptar mi admisión y poder inscribirme a la escuela, cosa que incluyó muchos trámites y papeleos para la visa, los exámenes de certificación y mi título universitario (que por cierto, sigue en trámite pero seguro escribiré una entrada al respecto cuando por fin lo tenga) para tener todo listo y comenzar las clases en agosto del 2012. Además, mi novio también iba a comenzar a estudiar en Estados Unidos y antes de venir juntos a California iba a visitarme a México, para las vacaciones de verano.Por segundo año consecutivo seguimos el ritual vacacional de verano de Geli, que consiste en largas noches de karaoke y comer sushi y tacos de arrachera, no necesariamente al mismo tiempo, aunque también sucedió. Uno de estos comportamientos fue lo que nos llevó a uno de los dos contratiempos que casi evita que llegáramos aquí.

1er contratiempo: Ya que es necesario comprobar la fluidez económica para poder obtener la visa, este papeleo tomó un poco más de lo estimado. Originalmente teníamos un boleto de avión para la 1ª semana de agosto, pero no fue hasta un día antes del vuelo original que pude conseguir los estados de cuenta bancaria. Tuvimos que cambiar el boleto y 3 días después partimos hacia el distrito federal (D.F.) –la capital de México o Mexico City– para cumplir con mi cita en la embajada de Estados Unidos. Ya en la embajada, me dijeron que el trámite que necesitaba hacer era en un edificio diferente y que tenía que ir ahí a que me tomaran una foto. Mi mamá, mi novio y yo salimos corriendo, en la lluvia, para llegar al otro edificio a tiempo. Después de terminar todas las citas, la visa llegó a mi ciudad 3 días después.

2do contratiempo: Ya con visa, cambiamos el boleto para el siguiente viernes  y seguimos con el ritual del sushi. Aunque todavía no estoy segura de que haya sido ese restaurante en específico, mi novio y yo nos intoxicamos con la comida. Mi novio acabó en el hospital a las 11 de la noche. Le pusieron suero intravenoso y lo dieron de alta a las 4 de la mañana… 15 horas antes de que saliera nuestro avión. Yo, también enferma pero no tan gravemente, tomé unas pastillas para evitar el vómito y poder hacer el viaje –en total 10 hrs– en autobús de Xalapa al aeropuerto del DF y del DF a San Francisco, donde por cierto no teníamos dónde quedarnos porque una semana antes nos habían estafado 1350 dólares por un supuesto alquiler en Craigslist –un sitio web estadounidense donde puedes encontrar de todo.

Al llegar a San Francisco, un amigo de couchsurfing nos estaba esperando para hospedarnos (y más bien, rescatarnos) y cuatro días después llegué a Monterey.

Ésta es la definición de ‘destino’ de acuerdo con la Real Academia Española (http://lema.rae.es/drae/?val=destino):

destino. (De destinar1).
  •  1. m. hado (‖ fuerza desconocida que se cree obra sobre los hombres y los sucesos).
  • 2. m. Encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal.
  • 3. m. Circunstancia de serle favorable o adversa esta supuesta manera de ocurrir los sucesos a alguien o a algo.
  • 4. m. Consignación, señalamiento o aplicación de una cosa o de un lugar para determinado fin.
  • 5. m. empleo (‖ ocupación).
  • 6. m. Lugar o establecimiento en que alguien ejerce su empleo.
  • 7. m. Meta, punto de llegada.

Así, a pesar de todo, parece que mi destino era Monterey, no tan solo en el sentido de la dirección sino también en el sentido más «profundo» de que debía estar aquí.

Gracias,

Geli

January 24th, 2013

¿Cómo llegué aquí?

Posted by Angelica Zetina-Gonzalez in Translation and Interpretation/Traducción e Interpretación  Tagged , ,    

No me refiero al acto físico de subir y bajar de un avión –eso lo contaré después–, sino a todas las situaciones que me pusieron donde estoy.

 

Antes de dedicarme a la traducción, hice algunas otras cosas. Desde los 7 hasta los 15 años me dediqué al estudio de la música (al estudio en serio, a nivel universitario, no un cursito para niños). En el verano del 2000 vine por primera vez a California. Comencé a estudiar la «prepa» y la mayoría de las clases las tomaba con un asistente de idioma (que por cierto era de Chile y le encantaba ver novelas colombianas -en especial Betty la fea) porque no hablaba inglés (yo, no el chileno). Después de muchos contratiempos que son muy largos como para escribirlos aquí, regresé a México a estudiar Física; eso de la música ya se me había pasado.

 

Por aquellas épocas comencé a trabajar con varios investigadores en cosas de óptica y biofísica, y me di cuenta de que sabía mucho más inglés de lo que pensaba. De vez en cuando me tocaba escribir algunos textos en inglés o pasar otros a español para que algunos pudieran entender la información (no crean que nadie habla inglés en esa escuela, tampoco crean que la gente que dice que habla inglés de verdad lo hace tan bien). Pasé dos o tres años «pasando» artículos entre los dos idiomas, y me gustaba. Además, en el 2007 me enteré del couchsurfing –una comunidad de viajeros que buscan alojamiento con gente local–, precisamente por una compañera que estudiaba conmigo y de quien años después tuve el honor de ser dama en su boda.

 

Como parte del couchsurfing, de donde soy embajadora, me ha tocado convivir con gente de muchos lugares que habla muchos idiomas pero la mayoría se comunica en inglés. Muchas veces me tocó jugar al teléfono descompuesto para pasar el mensaje de alguno de mis huéspedes que no habla español para comprar comida o en general «entender» algo en cualquier situación. Aunque en esas situaciones, uno trata de pasar el mensaje para que se entienda la idea y no repara mucho en lo detalles. El entrenamiento para comunicar detalles exactamente me llegó 5 años después. Luego, por otros azares del destino y el cambio en las leyes del gobierno de Canadá –de esas cosas que solo a mí me pasan y que se salen del contexto como para que las cuente aquí–, cambié de carrera a Lengua inglesa por una oferta que me hicieron a la que no me podía negar.

 

Ya en lengua inglesa no tenía mucha idea de lo que se trataba la carrera y pensé que se era algo así como una formación profesional para ser maestro de español o inglés… y sí, pero también tiene muchas otras cosas. Ahí fue donde tomé mis primeras clases acerca de la teoría de la traducción y los diferentes tipos de traducciones que hay. Ahí mismo también fue donde me di cuenta que tenía más experiencia de la que pensaba; eso de andar «pasando» artículos científicos al español en realidad se llama ‘traducir’ y jugar al teléfono descompuesto, en realidad es ‘interpretar’, y que además de tener un poco de «talento» para hacer estas dos cosas, es mi pasión.

 

Escribí en google –literalmente–: «best translation and interpretation school in the world» [mejor escuela de traducción e interpretación en el mundo] y lo primero que apareció fue el MIIS. De ahí en adelante, es otra historia.

 

¡Muchas gracias!

Geli

 

 

January 24th, 2013

Mi última clase de español

Posted by Angelica Zetina-Gonzalez in Translation and Interpretation/Traducción e Interpretación  Tagged , ,    

Una de las muchas cosas interesantes de estudiar en el MIIS es poder escuchar diferentes idiomas al mismo tiempo –sobre todo en la cafetería. Un grupo de estudiantes comenzó un proyecto que se llama B.U.I.L.D. (http://sites.miis.edu/build/); se trata básicamente de alumnos del MIIS que dan clases de su lengua materna, o cualquier otro idioma que sepan, para que otros alumnos o gente externa a la escuela aprendan otro idioma. Esto es un trabajo voluntario (o sea, que no te pagan) y trabajas durante 10 semanas en sesiones de 1 hora, enseñando lo tuyo… o lo mío, o lo nuestro, que es el español.

Al principio tuve mucha gente entusiasta que se fue haciendo cada vez menos, hasta que hoy –en mi última clase– tuve a mi fiel Olga, que no faltó a ninguna clase y que además fue mi única alumna por 6 clases. Ya que casi siempre estábamos sólo ella y yo, tuvimos tiempo de revisar vocabulario sobre las frutas y verduras, los animales, los colores, las partes de la casa, el árbol genealógico, más animales y muchas otras cosas además de las conjugaciones y 10 tiempos verbales.

También en esta última sesión le dije: «Estás lista» (así, en español). Revisamos las estructuras del presente perfecto, pasado perfecto, presente perfecto progresivo y pasado perfecto progresivo; después me dijo con su acento ruso (por si les quedaba duda del nombre Olga): «Ayer había estado tomando café por la mañana» (así, igual en español). Ahí está la prueba de que sí estaba lista; yo, casi lloro. Me di cuenta que a pesar de tener sólo a una estudiante, mi trabajo era importante para ella. Este tipo de cosas son las que valen la pena.

Esto fue una experiencia muy interesante, en primera porque es muy reconfortante ver a alguien de una cultura diferente a la tuya estar tan entusiasmado con tu idioma y tu cultura. Otra cosa interesante, por la que Olga se merece un premio, es que parte de la razón por la que ella siempre asistió a mi clase es porque le gustaba mi dinámica «demasiado energética». Que si a ella le gustó que yo hablara rápido, eso mismo fue la razón por la que todos mis asistentes chinos se fueron –para no volver, después de la primera clase. Los que me conocen saben que eso de la cámara lenta ¡no se me da!

Ya cuando se había terminado la clase y me estaba conteniendo para no llorar, me dijo: «¿Te puedo tomar una foto? Porque quiero enseñarle a mi esposo quién es mi maestra de español». … y ya no pude más, ¡soy muy sensible para estas cosas!

La moraleja de la historia es que, si estás leyendo esto en una computadora con internet entonces tu situación es mejor de lo que crees, nunca hagas las cosas sólo por dinero.

¡Gracias!

January 15th, 2013

El deporte en Monterey

Esta es la historia de cómo unos tenis de color rosa acabaron inscribiéndome en un medio maratón.

El transporte dentro de la ciudad de Monterey es caro y para la mayoría de los estudiantes que vienen de otro país es difícil comprar un automóvil. Mucha gente anda en bicicleta tanto para transportarse como para divertirse. Por toda la ciudad hay un pista para bicicletas y transeuntes que va a lo largo de la playa –el nombre oficial es Monterey Bay Costal Bike Path [algo así como: Pista costera de la bahía de Monterey para bicicletas]. Mucha gente la usa para hacer ejercicio. Todos los días puedes ver a la gente entrenando por toda la pista que tiene una longitud total de 46.6 kms y cruza 4 ciudades diferentes. Una de estas ciudades es Pacific Grove.

La gente delárea es muy deportiva y entusiasta con todas las actividades físicas disponibles, como bucear, correr, hacer kayak, andar en bici, etc. Por ello, todos los años se celebra el maratón de Big Sur –otro de los pueblos aledaños– que comprende un maratón, un medio maratón (ambos se corren en la pista de las bicis), una carrera de 5k y otra de 3k –que es para niños y gente con mascotas. Estas últimas 2 carreras se hacen en Pacific Grove.

Mi novio –que es entrenador personal– me regaló unos tenis; los que tenía antes estaban ya muy rotos. La ciudad de Xalapa –que es mi pueblo natal– es un bosque de niebla y, por lo tanto, un lugar muy lluvioso; normalmente, cualquier tipo de zapato se despega o se humedece muy pronto con el clima local. Mis tenis, que en realidad eran tan viejos, están totalmente despegados de la parte frontal. Cuando me dio los tenis me dijo: «Esto es un regalo, pero ahora que los tienes tal vez debería pedirte que lo uses bien… Así que quiero que corras un maratón con ellos». (¡Santo niño de Atocha!, pensé yo). Entonces, como parte de mi entrenamiento, comencé a correr un poco todos los días y después de 15 días me inscribí en la carrera de 5 kms –o 3.1 millas, porque acá usan el sistema inglés.

Mi día comenzó muy temprano y mi novio me preparó una sopa de tomate para ir bien hidrata a la carrera. Después tomamos un autobús a Pacific Grove y vimos llegar a toda la gente. Había gente –algunos disfrazados– de todas las edades y tamaños, también perros. Fue un recorrido muy vistoso, que pasó por la costa de Pacific Grove. La carrera comenzó a las 8 a. m. y llovió durante toda la carrera. Mucha gente estaba muy desmotivada por la lluvia; yo me sentía como en Xalapa. Justo cuando estaba decidida a comenzar a caminar, vi la meta. Aceleré y terminé la carrera sin detenerme ni un segundo durante todo el trayecto, algo que pensé que no iba a poder hacer. Corrí sin parar por 25:43.955 y me sentí muy contenta por superar el reto. Ya después me enteré que uno de los ganadores fue una niña de 11 años… pero nada me quita el mérito de terminar este primer paso de preparación hacia mi medio maratón. Todos los participantes recibieron una medalla al terminar, y acá está la mía:

Geli-Medalla

Muchas gracias,

Geli

January 10th, 2013

Una visita al acuario

Posted by Angelica Zetina-Gonzalez in Translation and Interpretation/Traducción e Interpretación  Tagged , , , ,    

El horario de clases para mi primer semestre en el MIIS fue bastante flexible, tomé clases sólo de lunes a miércoles así que tuve mucho tiempo libre para «turistear». Ya que la ciudad de Monterey está en una bahía, la mayoría de las actividades que la ciudad ofrece están relacionadas con el mar; esto también incluye la pista para bicicletas y peatones que cruza 3 ciudades –Pacific Grove, Monterey y Seaside– y va a lo largo de la playa desde donde se pueden observar nutrias, pelícanos, focas y otras criaturas marinas todos los días.

Una de las grandes atracciones de Monterey –si no es que la más grande– es el acuario de la bahía de Monterey (http://www.montereybayaquarium.org/espanol/) que, al igual que el viaje de ballenas, no es precisamente barato –31 dólares para estudiantes– pero también vale la pena visitarlo. Además, en algunas fechas especiales, es gratis para los residentes de la ciudad y los estudiantes, si muestran un comprobante de domicilio o una credencial vigente, respectivamente.

Dato interesante: Hay diferentes programas de voluntariado dentro del acuario, pues es un lugar grande y necesitan mucha gente para limpiar, alimentar animales, dar visitas guiadas, etc. Una vez inscrito, puedes tomar gratis el viaje de las ballenas cuando presentas tu identificación como voluntario. Así que si piensan vivir en Monterey y quieren ahorrarse mucho dinero en todas estas atracciones, comiencen por el trabajo voluntario en el acuario.

Probablemente por mi sueño frustrado de ser bailarina à go go, mi parte favorita del acuario fue de-fi-ni-ti-va-men-te la exposición de las medusas («The Jellies Experience»), muy al estilo retro de los años setenta. Esta exposición tiene música, colores y diseños «setenteros» que combinan con los colores de las diferentes especies de medusas que se exhiben; es el trabajo de muchísima gente de diferentes campos de las artes y la tecnología. Desde el primer momento en que entras a la exposición puedes sentir el ambiente retro, con la música y la iluminación del lugar. Esto es una exposición temporal, así que les recomiendo que –si tienen la oportunidad– la visiten pronto. Las medusas se ven algo así:

Gelifish

Además de las medusas, el acuario cuenta con la exposición regular de muchos otros animales marinos –mamíferos, aves y muchos pececitos– en diferentes secciones dependiendo del tipo de ecosistema (como el mar abierto, el bosque de algas marinas kelp, el bosque de coral, la costa, etc.). Tienen un área para tocar estrellas de mar y presentan espectáculos de 15 minutos, programados a lo largo del día, para que veas todas las áreas y aprendas cosas interesantes sobre los pingüinos –¡ah, porque hay pingüinos!–, cómo bucear entre las algas, las especies que viven en el mar abierto —en una pecera gigante que tiene tortugas, tiburones y atunes (sin enlatar todavía)– , los pulpos, y muchas otras cosas interesantes e importantes. Pero lo más importante, porque sé que se lo estaban preguntando, es que encontramos a Nemo:

Nemo

Muchas gracias,

Geli